domingo, 13 de abril de 2014

Infame poesía












Comprender
si lees mis palabras
y entiendes
sus mil significados.

Comprender
las grietas de la calle
que sorteaba siendo niña
como intuyendo su misterio
y el mensaje que en ellas aguardaba

(porque ahora
las interpreto
es mi oficio, es lo único
que sé hacer).

Seguramente esté inventando
como invento tu personaje
y le veo hablando
mis palabras, las mías (no las tuyas)
porque esto es algo que sirve
para sentir y no decir
y no hablar
y no tocar (esto menos que nada)
es un sentimiento en sí mismo
que nace y muere para ser un objeto
de decoración
un embellecedor
un porque sí
un tal vez
un y si te hubiera conocido antes.

Porque este amor nonato
que se expande y me hace llorar
que es un feto infectado que aunque sin posibilidades de nacer
lucha por sobrevivir
me hace
hacer poemas (infames)
cuando yo prefiero la prosa.

Y este amor imposible
que explota en su redondez, en su plenitud fracasada
me inunda de lágrimas
de juventud
(como si no tuviera ya demasiados
y esa hoja no estuviera ya escrita
y tachada
y no se hubiera ya volteado
y ya no hubiera más que un post data
un epílogo
donde no hay acción
no hay trama
sólo una despedida
antes de llegar).

¿Y fue sexo? ¡No!
¿Y fue real? No
¿Y fue ... qué fue? ¿Qué realmente es? ¿Es la tormenta o la brisa, eres tú o soy yo, acaso un nosotros deconstruído?
Hoy sí, hoy voy a dejar las grietas enrevesadas y cocinaré o haré croché, voy a ocuparme las manos y la cabeza con una tarea femenina pequeño burguesa (igual hasta uso la thermomix) y dejaré de inventar,
dejaré de pensar en ti, en tu voz en tus labios tu ojos tus piernas (desnudas sobre las mías o entre ellas), desocuparé el extemporáneo deseo de que ocupes todo lo que es físico en mí (y también lo que no lo es), de que me aplastes y me destruyas y me aniquiles y me hagas olvidarme de ti, de mí, y de esta infame poesía
en una plácida siesta de
punto final
.


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